Reloj

viernes, 14 de febrero de 2014

Entrevista a un parado con un punto de vista muy especial

Nunca es plato de buen gusto quedarse en el paro, una lista que parece que si sus negros y oscuros tentáculos te atrapan, te condena a miserias.
 Es una situación difícil que si se alarga en el tiempo te puede llevar a vivir situaciones límites. Situaciones como las que vivió mi padre años atrás, en la crisis de 1992.
Pongámonos en situación:
 Año 1993 un año ya de crisis en España, en la que el paro aumenta dramáticamente. Mi padre trabajaba en un pequeño y humilde taller en un polígono industrial de la periferia de Zaragoza. Era un taller de un hombre de mediana edad llamado Mariano, que tenía contratados a 3 empleados quien entre ellos se encontraba mi padre.
Tras unos meses de crisis; Mariano, quien por cierto había tratado bien a sus empleados y tenía fama de buen empresario, tuvo  que cerrar por culpa de los envites de la crisis y es que, la falta de demanda puede tumbar hasta los negocios mejor gestionados.
Mi padre de la noche a la mañana se vio en el paro con un hijo prácticamente recién nacido, y una esposa que hacía 1 año había dejado de trabajar.
Lo primero que me cuenta que hizo ante esta situación como probablemente haría cualquiera en esta circunstancia, es apoyarse económicamente en la familia (padres, hermano.. etc.) ``al menos hasta que saliera algo´´ me cuenta.
Él en ningún momento cuenta que se tomase el paro como algo negativo o sin solución como probablemente se lo habría tomado otra persona en sus mismas circunstancias, si no como un reto que le haría ganar experiencia personal y aprendizaje.
La crisis, muy parecida a la actual hacía imposible encontrar demanda de trabajo en el mercado laborar ya que, ``las empresas estaban en general asfixiadas´´ cuenta. Entonces optó por tirar de agenda e intentar mediante contactos encontrar algo.
Cuenta que conocidos se comprometían a llamarle, y buscarle algún hueco en alguna empresa, pero nunca sonaba el teléfono.
En el caso de mi padre llevaba cotizados unos 11 años y tenía cierto colchón de paro. A parte de mecánico,  mi padre había trabajado de camionero y tenía prácticamente todos los carnets de conducir, al menos civiles.
En esta entrevista quiso que imaginara la dificultad que existía en esa época para encontrar trabajo, y aunque no iba a conseguir ilustrarme en este aspecto dada la coyuntura actual, dejé que prosiguiera ya que me gustaba oírle hablar y parecía que le hacía ilusión.
 Dijo textualmente entre risas ``era más fácil encontrar petróleo en España que un puesto de trabajo decentemente remunerado y estable´´.
Finalmente unos meses después que según cuenta fueron bastante frustrantes, pero siempre con una sonrisa y ríos de esperanza, consiguió una plaza en la empresa que gestionaba los autobuses urbanos de Zaragoza, TUZSA. Previamente habiendo pasado una prueba teórica y práctica.
Para terminar insiste en que plasme una reflexión bajo amenaza de tortura, a esta pequeña historia de su vida, y es que dice que ``en los peores momentos tienes 2 opciones, o haces lo que hacen los pesimistas, quejarte y buscar excusas para quedarte en el sofá, o ponerte todas las mañanas la ropa y salir a comerte la crisis como ella se come a los que se dejan vencer´´.